La industria automotriz mexicana avanza en un proceso acelerado de reconversión para cumplir con los nuevos estándares ambientales que entrarán en vigor en Norteamérica. Empresas del sector anunciaron inversiones en Coahuila, Nuevo León y Guanajuato para modernizar líneas de producción y aumentar la fabricación de vehículos eléctricos.

Expertos en manufactura señalaron que la transición representa un reto técnico y financiero para cientos de proveedores, quienes deberán adaptarse a nuevas tecnologías y procesos antes de 2027. La reconversión implica nuevas certificaciones, modelos más eficientes y ampliación de infraestructura energética.

A pesar de los retos, especialistas coinciden en que México podría consolidarse como uno de los principales centros de producción de autos eléctricos en el continente. La ubicación estratégica y la experiencia manufacturera ofrecen ventajas competitivas frente a otros países.

Las inversiones anunciadas por armadoras incluyen plantas de baterías, expansión de parques industriales y centros de investigación. Las entidades del norte concentran la mayor parte de los proyectos debido a su cercanía con Estados Unidos.

Funcionarios federales destacaron que la transición hacia vehículos de energías limpias forma parte de una estrategia nacional para fortalecer el crecimiento industrial y cumplir con compromisos de reducción de emisiones.

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