En un escándalo sin precedentes, la Federación Turca de Fútbol ha dado a conocer que ha remitido al comité de disciplina a más de 1 024 jugadores profesionales bajo sospecha de involucramiento en apuestas deportivas y manipulación de resultados.

Asimismo, 149 árbitros han sido sancionados y 45 delegados de partido han presentado su renuncia en el marco de las investigaciones.
Según fuentes oficiales, una auditoría interna determinó que de los 571 árbitros federados que estaban registrados, 371 tenían cuentas activas en casas de apuestas, y de ellos 152 apostaban activamente, incluso en partidos que dirigían.
En paralelo, entre los jugadores involucrados se identifican 27 de la Superliga turca (la máxima categoría del país), otros 77 de la Primera Liga, 282 de la Segunda, 629 de la Tercera y 9 más sin categoría definida.
La magnitud del caso obligó a la Federación a suspender por dos semanas los partidos correspondientes a la 2.ª y 3.ª división, además de iniciar gestiones con la FIFA para solicitar una ventana de transferencias extraordinaria que permita a los clubes afectados rearmar sus plantillas.
En cuanto a los clubes de élite, aunque aún no se ha informado de sanciones directas contra algunos equipos grandes, el hecho de que haya jugadores de la Superliga implicados genera preocupación en la prensa deportiva internacional.
Por ejemplo, el mediocampista mexicano Edson Álvarez, recientemente llegado al club Fenerbahçe, aparece en medio de la cobertura mediática, aunque hasta el momento no se le vincula directamente con el caso.
“No toleraremos que el juego limpio se ponga en riesgo. Esta investigación representa un duro golpe a quienes piensan que el deporte puede ser manipulado con impunidad”, señaló un portavoz de la Federación Turca.
Además, los clubes implicados han sido instados a colaborar plenamente con las autoridades para “restaurar la integridad del fútbol turco”.
El caso pone en evidencia la vulnerabilidad que puede tener el deporte ante las apuestas ilegales y los conflictos de interés. Las consecuencias van desde sanciones personales (jugadores, árbitros) hasta riesgos reputacionales y económicos para los clubes, ligas y mercados de transferencias.
La federación turca continuará profundizando la investigación, con revisiones de cuentas, auditorías y posibles sanciones deportivas y penales. Los clubes de la Superliga y de categorías inferiores están bajo vigilancia y podrían verse forzados a reestructurar sus plantillas, una situación que ya ha generado movimientos urgentes en el mercado de fichajes.
