Expertos y organizaciones de la sociedad civil han enfatizado ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos la urgencia de que los Estados tomen medidas contundentes para mitigar los efectos del cambio climático. Esta advertencia llega en un momento crucial, con fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes e intensos, que ponen en peligro a comunidades de todo el mundo.
La falta de políticas públicas efectivas, la inacción frente a las amenazas a defensores ambientales y el incumplimiento de los compromisos en el Acuerdo de París podrían llevar a juicios tanto a nivel nacional como internacional. Esto se debe a la creciente conciencia sobre la dimensión humana de la emergencia climática, que se ha puesto de relieve con eventos como la reciente tragedia en el sur de Brasil.
En este contexto, el reconocimiento del medio ambiente como un derecho ha abierto nuevas posibilidades para los ciudadanos, permitiéndoles exigir acciones gubernamentales a través de los tribunales. La semana pasada, una serie de audiencias ante la CIDH marcó un hito al resaltar la importancia de considerar el ambiente como un derecho humano en medio de la crisis climática.
La intervención de la CIDH es especialmente significativa, ya que tradicionalmente los tratados de derechos humanos no incluían al medio ambiente como un derecho protegido. Esta nueva perspectiva puede ser crucial para acelerar respuestas efectivas y sostenibles a la emergencia climática.
En resumen, la protección del medio ambiente y la lucha contra el cambio climático se están convirtiendo cada vez más en temas centrales en el ámbito de los derechos humanos. Con la CIDH desempeñando un papel fundamental en esta área, se espera que su resolución, esperada para fin de año, oriente a los Estados sobre cómo actuar frente a esta crisis global.